En el vasto panorama de la música, donde las estrellas nacen y se apagan como cometas en la noche, Aerosmith se erige como una leyenda cuyos acordes han marcado el pulso del rock durante medio siglo. Ahora, en una última proeza, la banda ha decidido cerrar el ciclo con una gira de despedida que se inicia el 2 de septiembre en la histórica Filadelfia, y culminará el 26 de enero en Montreal.
En un gesto cargado de melancolía y grandeza, Aerosmith ha dejado un mensaje en sus redes sociales, revelando el itinerario de una gira que, como los antiguos viajes de los héroes épicos, será la última travesía de su odisea musical. “Después de cinco décadas, 10 giras alrededor del globo y la conexión con más de 100 millones de almas”, proclama el comunicado, “es el momento de un último acto, el cierre de una epopeya”.
El concierto de despedida en su tierra natal, Boston, se celebrará en la víspera de Año Nuevo, una señal de que la banda no se despide de los escenarios sin una última explosión de gloria. The Black Crowes, fieles compañeros en esta travesía final, acompañarán a Aerosmith en una serie de presentaciones que prometen ser tan inolvidables como los acordes que definieron una era.
Formada en 1970, Aerosmith ha tejido su leyenda con los hilos de la pasión y la resistencia. Aunque el batería Joey Kramer se retira de la gira por razones personales, el espíritu de la banda permanecerá inquebrantable. La gira, producida por Live Nation, será una celebración del legado musical, un último tributo al inmortal arte del rock.
En medio de desafíos y controversias, Aerosmith se despide con la dignidad de los grandes, ofreciendo a sus seguidores un epílogo a la altura de su historia. La banda se convierte así en un símbolo de la impermanencia de la gloria, dejando tras de sí una estela de acordes que resonarán más allá de su último acorde.
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