En los anales de la historia de Otoño Uriarte, un sombrío episodio se registró en 2006, cuando una sombra se llevó a una joven, dejando un eco de dolor en la apacible Patagonia Argentina. Pero de esa oscuridad surgió Dulce Ironía, una banda que ha tejido un tapiz sonoro, convirtiendo el sufrimiento en arte y sanación.
Desde el Alto Valle, Cipolletti/Fernández Oro, emerge la trinidad musical de Dulce Ironía: Nadia Escobar en bajo y voz, Rodrigo Troncoso en guitarra y voz, y Bruno Chandia en batería y voz. Su música es una fusión de denuncia social, amor y la comunión entre almas errantes.
Entre 2006 y 2008, en los Estudios Mamut NQN, grabaron su primer álbum "Sembrando Sueños". Nueve composiciones originales, acariciadas por la velocidad del Punk Rock, contaron con la colaboración de Luis Robinson, ex armonicista de Pappo Blues, en la versión acústica de "Otoño", estableciendo así un vínculo único con la historia de la banda.
Dulce Ironía ha compartido escenario con gigantes nacionales e internacionales: Ska-P, Reincidentes, Eruca Sativa, La Renga, Carajo, y más. El evento de Fa.Sin.Pat (ex Zanon NQN), junto a Ska-P, se destaca como un hito en su trayectoria.
El año 2018 marcó el inicio de su segundo álbum, "Corriente ELA", lanzado el 01/01/2020. Con un enfoque autogestivo, grabaron en el Estudio Cronopiers CIPOLLETTI. Este álbum de nueve canciones incluye colaboraciones destacadas, como Lucia Espeche en violonchelo y Joaquín Isern en percusiones.
En 2021, su presentación completa de "ELA" en CCC (Cipolletti) y la mención en el Festival de Cine Independiente por "Femicidio" les consolidaron. Ser parte del mega show de La Renga en 2022 les catapultó aún más alto.
Actualmente, el anticipado tercer álbum de Dulce Ironía está en proceso, presentando "Alma Calma" como adelanto. El videoclip, filmado en las Salinas del Gualicho, despliega una metáfora profunda utilizando la sal como símbolo de conservación y deshidratación, invitando a la reflexión en tiempos donde la libertad y la lucha por los derechos son imperativas.
Dulce Ironía, más que una banda, es un testimonio vivo de cómo el arte emerge del dolor para convertirse en la medicina de almas heridas. Su compromiso social y talento musical continúan dejando una huella profunda en la escena artística y cultural de la Patagonia Argentina, llevando consigo la dulce ironía que permea su nombre.
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